Las personas con discapacidad comienzan su proceso de envejecimiento 20 años antes que la población general.

Los programas de envejecimiento activo consiguen ralentizar el proceso.

La Unidad de Discapacidad Intelectual del Centro Asistencial San Juan de Dios Málaga cuenta con cuatro programas en hábitos y habilidades para el trabajo destinados a fomentar la autonomía de las personas ingresadas. Se trata de programas enmarcados en talleres como lavandería y marcaje de prendas de vestir, limpieza de vehículos, y jardinería-huerto ecológico. Todos ellos favorecen su desarrollo personal teniendo en cuenta sus capacidades y preferencias.

San Juan de Dios Málaga cuenta con 105 plazas residenciales para su atención, donde personas con discapacidad intelectual con graves trastornos de la conducta y psicopatología asociada conviven día a día y participan en las actividades programadas por el equipo terapéutico según sus habilidades y preferencias, contemplando los diferentes perfiles de discapacidad: leve, moderada y gravemente afectada.  

Las personas con discapacidad atendidas en el centro asistencial participan en estos diferentes programas y actividades con el fin de favorecer la autonomía, mejorar la autoestima, fomentar habilidades básicas, ralentizar el deterioro y el envejecimiento. Las actividades son adaptivas según el perfil de la persona atendida y el objetivo es que los residentes acudan a diario a las actividades definidas por el equipo terapéutico.

El centro también presta atención especializada y cuidados a personas con discapacidad intelectual moderada y gravemente afectadas con trastornos de conducta y distintos trastornos asociados como el trastorno del espectro autista, para lo que se trabaja en mejorar su habilitación e integración social y evitar su deterioro. Para ello, un equipo multidisciplinar lleva a cabo diferentes programas dirigidos a la mejora de la psicomotricidad, taller de habilidades de la vida diaria, estimulación sensorial, programa de habilidades cognitivas, deporte adaptado o salidas a la comunidad.

“Es importante que cuenten con actividades diarias que normalicen una vida de hábitos saludables y les permita sentirse motivados e incentivar que, con el trabajo realizado, se desarrollen personalmente”. José Tejada.

Debido a la especificidad de las necesidades de los usuarios también se realizan terapias individuales que se centran en cada uno de ellos para que la persona participe de forma plena en su propia vida, conociendo sus capacidades, intereses y motivaciones para adquirir calidad de vida posible. 

En los programas de hábitos y habilidades para el trabajo participan un grupo de 35 residentes repartidos en los talleres de: lavandería-marcaje de prendas de vestir, limpieza de vehículos y jardinería-huerto ecológico. Estas personas presentan una discapacidad leve, lo que les permite estar integradas en estas actividades.

El coordinador asistencial de Discapacidad Intelectual, José Tejada, explica que este tipo de programas están enfocados a fomentar la autonomía de las personas para favorecer que la personas con discapacidad ingresada en el centro adquieran una responsabilidad en su trabajo o actividad, desde el cumplimento de normas básicas como horario, puntualidad y cuidado del material. “Es importante que cuenten con actividades diarias que normalicen una vida de hábitos saludables y les permita sentirse motivados e incentivar que, con el trabajo realizado, se desarrollen personalmente”.

Además, en San Juan de Dios Málaga se desarrollan otras actividades para fomentar hábitos saludables desde la práctica de deporte y actividades lúdicas en la comunidad, como la Liga Inclusiva, en la que participa desde hace varios años para que se mantengan en forma y se retrase el envejecimiento.  De hecho, mañana, con motivo del Día Mundial de la Discapacidad, se celebran las III Olimpiadas Deportivas en las instalaciones del Centro, donde participan todos los residentes y a las que están invitados las familias.

Apoyo específico

La mayor esperanza de vida hace que cada vez sean más las personas con discapacidad que se hacen mayores y precisan de un apoyo específico durante esta etapa. Además, como explica Marta Campos, coordinadora del Ámbito de Discapacidad de San Juan de Dios España, “el proceso de envejecimiento de estas personas se inicia, de media, 20 años antes que en el resto de la población, es decir, hablamos de un proceso de envejecimiento que comienza a los 45 años, incluso antes en determinados grupos como son las personas con Síndrome de Down, en cuyo caso se inicia a los 35 años”.

El perfil de los niños que presentan algún grado de discapacidad también ha evolucionado y es que mientras el cribado genético ha hecho que nazcan menos niños con cromosomopatías, otros, como es el caso de los trastornos del espectro autista (TEA), han ido en aumento. Entre los factores que se barajan como posibles detonantes de esta mayor prevalencia, subraya Marta Campos, se encuentran “el alto porcentaje de prematuridad y una mayor precisión diagnóstica que permite la detección de estos trastornos incluso antes de los 18 meses del nacimiento”.

Y entre una etapa y otra se encuentra la vida adulta, cuyas necesidades difieren mucho de las que antes presentaban las personas con una discapacidad. En este caso, es fundamental prestar atención a los momentos de transición, tanto de la infancia a la edad adulta como de la edad adulta a la vejez. En ambos casos, el modelo de San Juan de Dios no sólo contempla su integración sociolaboral sino que tiene en cuenta sus necesidades y decisiones en cuanto a cómo quieren vivir su vida, es decir, como ciudadanos que trabajan y eligen dónde y con quién quieren vivir.

Mayores

Con el objetivo de promover un envejecimiento activo y saludable, San Juan de Dios cuenta con programas específicos dirigidos a prevenir ese envejecimiento prematuro que se asocia a la discapacidad. Así, el centro asistencial dispone de programas de este tipo que incluyen actividades relacionadas con la actividad física (el deporte), los hábitos saludables, la horticultura, o la estimulación sensorial y cognitiva, entre otras.

Salud mental y discapacidad

La atención de la salud mental de las personas con discapacidad es otra de las características del modelo de San Juan de Dios y es que se estima que el 33% de ellas padece algún problema de este tipo. Las personas con discapacidad intelectual y problemas de salud mental requieren un abordaje especializado, ya que presentan una alta complejidad en el manejo.